¿SU MARIDO LA HACE FELIZ?: ¡YO SOY FELIZ!

En un seminario para parejas en la Universidad de Fresno (California), uno de los conferenciantes le preguntó a una de las esposas: “¿Su marido la hace feliz?”. En ese momento, el marido levantó la cabeza, demostrando total seguridad. Él sabía que su esposa diría que sí, pues ella jamás se había quejado de algo durante su matrimonio. Sin embargo, su esposa respondió a la pregunta con un sonoro “No” … de esos ¡bien rotundos! “¡No, mi marido no me hace feliz!”. El marido se quedó desconcertado, pero ella continuó: “¡Mi marido nunca me ha hecho feliz y no me hace feliz! ¡Yo soy feliz”. “El hecho de que yo sea feliz o no, no depende de él, sino de mí. Yo soy la única persona de la cual depende mi felicidad. Yo determino que seré feliz en cada situación de mi vida, pues si mi felicidad dependiera de alguna persona, cosa o circunstancia, estaría con serios problemas. Todo lo que existe en esta vida cambia constantemente: el ser humano, las riquezas, mi cuerpo, el clima, mi jefe, los placeres, los amigos, mi salud física y mental. Y así, podría citar una lista interminable. ¡Yo necesito decidir ser feliz independientemente de todo lo que existe! Si tengo hoy mi casa vacía o llena: ¡soy feliz! Si voy a salir acompañada o sola: ¡soy feliz! Si mi empleo es bien remunerado o no, ¡yo soy feliz!  

Hoy estoy casada pero ya era feliz cuando estaba soltera. Yo soy feliz por mí misma. A las demás cosas, personas, momentos o situaciones yo las llamo “experiencias que pueden o no proporcionarme momentos de alegría o de tristeza”. Cuando alguien que amo muere, yo soy una persona feliz en un momento inevitable de tristeza. Aprendo con las experiencias pasajeras y vivo las que son eternas como amar, perdonar, ayudar, comprender, aceptar, consolar. Existen personas que dicen: Hoy no puedo ser feliz porque estoy enfermo, porque no tengo dinero, porque alguien me insultó, porque alguien me dejó de amar,  porque mi marido no es como yo esperaba, porque mis hijos no me hacen feliz, porque mis amigos no me hacen feliz, porque mi empleo es mediocre y así sucesivamente.    

Amo la vida que tengo pero no porque mi vida sea más fácil que la de los demás. Es porque yo decidí ser feliz como individuo y me responsabilizo de mi felicidad. Cuando yo le quito esta obligación a mi marido y a cualquier otra persona, les dejo libres del peso de cargarme en sus hombros. Así la vida de todos es mucho más leve. Y esa es la forma en que he conseguido tener un matrimonio exitoso a lo largo de tantos años”. ¡Nunca dejes en las manos de nadie una responsabilidad tan grande como la de asumir y promover tu propia felicidad! Y eso vale para mujeres y hombres de cualquier edad, porque ser feliz es ACTITUD.

(En colaboración con el Gabinete Sophya de Sara Pérez-Tomé : www.sophya.es)