ENSÉÑALE AL TORO LA PLACA

Cierto día, un granjero estaba trabajando en sus tierras cuando llegó un inspector del gobierno.

Al bajarse de su camión, el inspector le dijo: "Voy a inspeccionar su terreno para asegurarme de que no haya ninguna violación de la ley aquí."

El granjero le dijo: "Muy bien, señor, pero no se meta al campo de atrás."

El inspector sacó su placa de identificación y le dijo: "¿Ve usted esta placa? Esta placa indica que yo tengo autoridad para inspeccionar donde yo quiera, y usted no me puede prohibir la entrada a ninguna parte de su terreno. ¿Entendido?".

El granjero se disculpó y le dijo que fuera a inspeccionar donde él quisiera. Luego, volvió a su trabajo. Al rato, escuchó unos gritos de desesperación. Al acercarse al lugar de donde provenían, observó que el inspector se había metido precisamente al campo de atrás, y que un toro muy bravo lo estaba persiguiendo. Desesperado, el inspector pedía ayuda.

En eso, el granjero le gritó: "¡La placa! ¡Enséñele al toro la placa!".

No estoy seguro si le habrá servido la placa al inspector en esa situación. Dudo que le haya importado mucho al toro, y sospecho que más bien lo habría enfurecido más. La autoridad es importante, pero no significa mucho si no viene acompañado con poder.