SAN JOAQUÍN Y SANTA ANA

El 26 de julio, se celebra la festividad de San Joaquín y Santa Ana, los padres de la Virgen y Día de los Abuelos. Tuvieron la inmensa suerte de haber podido cuidar y tener en su hogar a la Madre de Dios. A los padres de Nuestra Señora podemos encomendar nuestras necesidades, en especial aquellas que se refieren a la santidad de nuestros hogares. San Juan Pablo II enseña que

San Joaquín y Santa Ana son una fuente constante de inspiración en la vida cotidiana, en la vida familiar y social. Y exhortaba: “Transmitíos mutuamente de generación en generación, junto con la oración, todo el patrimonio de la vida cristiana. En el hogar que formaron los padres de Santa María, recibió Ella el tesoro de las tradiciones de la casa de David que pasaban de una generación a otra. Allí aprendió Nuestra Señora a dirigirse a su Padre Dios con inmensa piedad; en este hogar conoció las profecías referentes a la llegada del Mesías, al lugar de su nacimiento...”.

Hemos de hacer presente a Dios en el hogar también con esas costumbres cristianas de siempre: la bendición de la mesa, rezar con los hijos más pequeños las oraciones de la noche, leer con los mayores algún versículo del Evangelio, rezar por los difuntos alguna oración breve, por las intenciones de la familia y del Papa, asistir los domingos juntos a la Santa Misa... Y el Santo Rosario, la oración que los Romanos Pontífices tanto han recomendado que se rece en familia.

Pidamos a San Joaquín y Santa Ana que los hogares cristianos sean lugares donde fácilmente se encuentre a Dios. Acudamos también a Nuestra Señora.