Un día un caballero se encontró en una calle de una gran ciudad a un joven que veía a todos lados como en busca de alguien, y al parecer muy asustado.
Acercándose el caballero a él le preguntó qué le ocurría; el niño le dijo que andaba en busca de su papá que se le había perdido .
—¿Es tu papá un señor de tales y tales señas? —Sí, señor —respondió el niño.
—Entonces no tengas cuidado, acabo de encontrarlo en la calle próxima y también él te anda buscando; no tardarás en encontrarlo; tú lo buscas y él te busca y tendrán que hallarse.”
Así Dios busca al pecador, y si éste también busca a Dios, sin duda lo hallará.