EL LADRON ARREPENTIDO

Moody cuenta el caso de un ladrón llamado Burke, quién leyó en la cárcel un sermón en el diario de la ciudad, cuyo titulo era “El carcelero atrapado”.

El título le sugestionó pensando que sería una interesante historia carcelera. Era, naturalmente, la del capítulo 16 de los hechos de los Apóstoles, que relata la prisión de Pablo .

La pregunta del desesperado guardián de presos le interesó (“¿Qué debo hacer para salvarme?”),  y más la respuesta del apóstol (“Cree en el Señor Jesús y os salvareis tú y tu casa”). El mensaje de la salvación llegó a su alma y fue convertido. 

 Años más tarde Moody visitó a esta “nueva criatura en Cristo”, viéndole rodeado de joyas y valores, pues era nada menos que el guardián de la caja fuerte de un banco. 
 
APLICACIÓN: Hasta el mayor pecador puede llegar a ser un gran santo. ¡No te desanimes!