El relato de la expulsión de los vendedores del Templo ha sido testimoniado por las cuatro tradiciones del Evangelio (Mt 21,12-17; Mc 11,15-18; Lc 19,11; Jn 2,13-25).
La confesión no es un “juicio”, sino un “encuentro” con un Dios que perdona y olvida cada pecado de la persona que no se cansa de pedir su misericordia.