¿Por qué me corté la lengua?

Alfeo Emaldi

Los últimos años de su vida estuvo en Pozuelo, en la residencia de los javerianos -que estaba muy cerca de la actual Parroquia de Caná-.

Fui con un grupo de jóvenes a verle era el año 1972. El tenía 70 años. Murió dos años después en Italia. Nos recibió con su sotana raída, sus gordas gafas de pasta, su rala perilla de mandarín chino y su buen humor.  Venía de echar comida a las gallinas y demás animales que tenían allí porque era uno de sus cometidos en el noviciado, además de confesor.

Había nacido en Ravena (Italia) el 15 de marzo de 1902. Hacía poco que Guido Conforti había fundado los Misioneros Javerianos (Recordando a S. Francisco Javier).  Alfeo entró en el noviciado y se ordenó sacerdote en 1926. A los pocos días partió para China donde ya trabajaba un grupo de javerianos. Allí se dedicó a evangelizar y a hacer obras de caridad. Su trabajo recorriendo los poblados en bici era incansable. Los frutos muy numerosos: en un año hizo 1.700 cristianos.

Llega la revolución comunista de Mao y empieza la persecución a los cristianos. En 1951 20 policías lo arrestan. Lo ponen en una celda incomunicado y le quieren obligar a denunciar a los cristianos que conoce y también pretenden que revele el secreto de confesión. Para ello le someten a todo tipo de torturas.

El recuerda el pasaje de la Misa de hoy: "Si tu mano te hace caer, córtatela...". Y pensó: "Si es mi lengua la que me va a traicionar... ". Y pensado y hecho. Y nos contaba con mucho realismo que tenía, para afeitarse, unas cuchillas..., pero reflexionó:  "Anda que si según estoy cortando me duele mucho y no termino de cortar... " Y se decidió a cortar un poquito de la punta y resulta que no le dolía. Y entonces... ¡toda fuera! Al cortarse la arteria lingual, saltó la sangre por toda la celda. Al entrar el vigilante y ver la situación, le llevaron al hospital y le cauterizaron la herida.

Como castigo fue expulsado de China donde había pasado 26 años predicando a Cristo y haciendo el bien. Nos contaba con ese humor que tenía: "Me corté la lengua para no hablar y desde entonces es cuando más he hablado", porque recorrió toda Italia y toda España dando, con mucha humildad y para anunciar el  Al final de la charla le pedimos nos enseñara su no-lengua y con toda sencillez así lo hizo. Es curioso -o mejor, milagroso- que sin lengua el Señor le permitió poder hablar, eso sí, en español pero con acento italiano.        

Aplicaciones:

  • Confiar siempre en el Señor que da la fuerza que necesitamos en cada momento.
  • Preguntarnos: ¿Qué es lo que a mi me incita a no ser fiel? ¿Qué es lo que tengo yo que "cortar" -que quitar de mi vida- para ser fiel a Cristo?
  • A pesar de mis dificultades, ¿hablo de Cristo a los demás?