REMA MAR ADENTRO

Muy amada alma:

Ven. No tengas miedo. Adéntrate en el mar. Deja la seguridad de la orilla. Te veo allí, secando tus redes después de una larga jornada, ¿qué has pescado? Nada. He visto tu trabajo de toda la noche… de todos tus días: has luchado con uñas y dientes por ser feliz; te has matado por el bienestar tuyo y de los que amas; has construido un complejo conjunto de seguridades (dinero, afectos, diversiones…) poniendo tu confianza en ellos… y al final nada de eso te ha dado la felicidad plena que añorabas. Nada ha podido llenar esa sed de un amor que nunca termine, de una felicidad que jamás se acabe. Has tratando de llenar un vacío de infinito con una infinidad de cosas finitas… y no has podido; a lo más, has inhibido el deseo, pero cuando llega la mañana, después de haber trabajado tanto para lograr poco o nada, te das cuenta que tu nostalgia por lo eterno sigue allí.

Levanta los ojos, alza la mirada y date cuenta de que no estás hecho para este mundo, sino para Mí. Ven. Rema mar adentro. Sé que estás cansado, que has intentado de todo y que tu confianza se ha visto a prueba. No te preocupes. Ven, inténtalo una vez más, pero esta vez conmigo. Deja tus seguridades y confía en Mí. Quiero hacer de ti un gran santo, quiero hacerte feliz… ¡Puedo hacerlo!, ¡confía en Mí!

Mira más alto. No tengas miedo de ir allá donde nunca has llegado. ¡No tengas miedo de amar! Ensancha el corazón y déjame amar en ti, vivir en ti… déjame formar mi imagen en ti para que seas reflejo de mi luz, mensajero de mi paz… mi pescador de hombres. Te quiero para hacerte feliz y te necesito para hacer felices a los demás. ¿Puedo contar contigo?