LA MISERICORDIA DEL SEÑOR LLENA LA TIERRA

Para iniciar tu camino particular de la misericordia, reconoce tu pecado y agradece las correcciones que Dios te ha hecho, te hace y sin duda te seguirá haciendo.

Deja que el Espíritu Santo, o alguien movido por Él, te sugiera en tu corazón y tu conciencia los momentos oscuros de tu vida, tus debilidades y defectos, tus faltas de fe, esperanza y caridad.

Si un calcetín usado está sucio, la solución no es “darle la vuelta” para que nadie se dé cuenta, pues de todos modos, aunque no se vea, todos llegan a saberlo… La solución es, simplemente, por el bien de todos, lavarlo.

Una conciencia limpia no es aquella que encuentra pecado en todas partes, sino aquella que, sobre todo, es capaz de apreciar la belleza en su inmensa multitud de manifestaciones.

Tener un alma con sensibilidad fina puede hacerte sufrir, sí, no lo dudo, pero a la vez te abre la totalidad de la gama de revelaciones del Amor que está extendida en el universo material y en las relaciones entre los hombres.

Así, te darás cuenta de que la misericordia del Señor llena la tierra” (Sal 32, 5). “Dichosos los limpios de corazón porque ellos… ¡verán a Dios!” (Mt 5, 8).

(“¿Qué significa Misericordia?”, José Luis Mumbiela, Obispo de Almaty. Kazajistan)