DIOS ME AMA (PAPA FRANCISCO)

Queridos hermanos y hermanas:

Desde que somos pequeños nos enseñan que “presumir” no es algo bonito.

En mi tierra, a los que presumen les llamamos “pavos”. Y es justo, porque presumir de lo que se es o de lo que se tiene, además de una cierta soberbia, refleja también una falta de respeto hacia los otros, especialmente hacia aquellos que son más desafortunados que nosotros. Sin embargo, el apóstol Pablo nos sorprende, en cuanto que exhorta en dos ocasiones a presumir. ¿Entonces de qué es justo presumir?

Primero nos invita a presumir de la abundancia de la gracia de la que estamos impregnados en Jesucristo, por medio de la fe. Pablo quiere hacernos entender que todo es gracia ¡Todo es don! Dios es el protagonista de todas las gracias. A nosotros se nos pide reconocer todo esto, acogerlo con gratitud y convertirlo en motivo de alabanza, de bendición y de gran alegría.

Pablo exhorta también a presumir en las tribulaciones. Esto no es fácil de entender. La paz que nos ofrece y nos garantiza el Señor no lleva consigo la ausencia de preocupaciones, de desilusiones, de fracasos, de sufrimientos. Si fuera así, en el caso en el que conseguimos estar en paz, ese momento terminaría pronto y caeríamos inevitablemente en el desconsuelo. La paz que surge de la fe es sin embargo un don: es la gracia de experimentar que Dios nos ama y que está siempre a nuestro lado, que no nos deja solos ni siquiera un momento de nuestra vida.

Es fácil decir: Dios nos ama. Todos lo decimos.

Pero pensad un poco: cada uno de nosotros es capaz de decir, ¿estoy seguro de que Dios me ama? No es tan fácil decirlo. Pero es verdad. Es un buen ejercicio este decirse a sí mismo: Dios me ama Esta es la raíz de nuestra seguridad, la raíz de la esperanza.

Hemos de tener esta seguridad: Dios me ama.

“¿Pero en este momento feo, de sufrimiento?” - Dios me ama. Esa seguridad no nos la quita nadie. Y debemos repetirlo como oración: Dios me ama .

Estoy seguro de que Dios me ama.