“DEJARNOS SALVAR UNA Y OTRA VEZ”

El inicio de una nueva Cuaresma “debería suscitar en nosotros un sentido de reconocimiento y sacudir nuestra modorra”, asegura el Papa Francisco en su Mensaje Cuaresmal.

El hecho de que en esta cita anual “el Señor nos ofrezca una vez más un tiempo favorable para nuestra conversión nunca debemos darlo por supuesto”, subraya el Papa. Se trata de una muestra más de “la voluntad tenaz de Dios de no interrumpir el diálogo de salvación con nosotros”, a pesar de la abundancia del mal, que a veces se hace presente de forma dramática en nuestra vida, en la Iglesia y en el mundo.

En este contexto, la Cuaresma es un período para “prepararnos a celebrar con el corazón renovado el gran Misterio de la muerte y resurrección de Jesús, fundamento de la vida cristiana personal y comunitaria”; un Misterio que, si es acogido, “no deja de crecer en nosotros”.

El Papa Francisco afirma que “la alegría del cristiano brota de la escucha y de la aceptación de la Buena Noticia de la muerte y resurrección de Jesús”. Esto nos lleva a rechazar “la mentira de que somos nosotros quienes damos origen a nuestra vida”, que nos lleva a “hundirnos en el abismo del sinsentido, experimentando el infierno ya aquí en la tierra”. En realidad, nuestro origen está en el “amor de Dios Padre, de su voluntad de dar la vida en abundancia”.

El Santo Padre invita a todos: “Mira los brazos abiertos de Cristo crucificado, déjate salvar una y otra vez. Y cuando te acerques a confesar tus pecados, cree firmemente en su misericordia que te libera de la culpa. Contempla su sangre derramada con tanto cariño y déjate purificar por ella”.

De esta contemplación nace un diálogo “de corazón a corazón, de amigo a amigo”, con la conciencia de “ser amado sin merecerlo”. La oración cuaresmal “nos muestra la necesidad de corresponder al amor de Dios, que siempre nos precede y nos sostiene”.

Papa Francisco