EL PAPA FRANCISCO EN LA JMJ

Más de un millón de personas están estos días en Cracovia, cuya propia población no alcanza ni esa cifra. 
Entre los asistentes, habrá 30.500 españoles de 51 obispados.

En el avión el Papa habló a los periodistas de la guerra: “Hablo en serio de una guerra, una guerra de intereses, por dinero, por los recursos de la naturaleza, por el dominio de los pueblos", explicó. "Pero no es una guerra de religiones, porque todas las religiones quieren la paz". 
Cuando llegó en Cracovia a su residencia, había un grupo grande de recién casados, y el Papa les habló sobre el Matrimonio: “No es fácil formar una familia. No es fácil comprometer la vida para siempre. Hay que tener coraje. Y los felicito, porque ustedes tienen coraje”, dijo el Papa a los esposos. Además, habló de tres palabras que pueden ayudar en la vida matrimonial que encuentra dificultades: “permiso”, “gracias”, “perdón”. “Siempre preguntar al cónyuge: la mujer al marido, el marido a la mujer: ¿qué te parece? ¿te parece que hagamos esto?” La segunda palabra: gracias. Cuántas veces el marido le tiene que decir a la mujer gracias y cuántas veces la esposa le tiene que decir al marido gracias. Y la tercera palabra es perdón. Es una palabra muy difícil de pronunciar. En el matrimonio siempre, el marido o la mujer, siempre está equivocado. Saber reconocer esto y pedir disculpas, pedir perdón, hace mucho bien”.
Durante su visita al campo de concentración nazi de Auschwitz, el Papa Francisco conoció la “celda del hambre” donde fue encerrado San Maximiliano Kolbe hasta el día de su muerte, el 14 de agosto de 1941. En ese campo de concentración fueron exterminadas más de un millón de personas, la mayoría judíos. Durante una hora y media ha recorrido el campo en completo silencio, que solo ha roto para saludar a las autoridades polacas y judías, a diez supervivientes. Sus únicas palabras públicas han sido las que ha escrito en el libro de Honor: "Señor, ten piedad de tu pueblo. Señor, perdón por tanta crueldad".
En la homilía de la Misa, en el Santuario de Jasna Gora, decía el Papa: “La Virgen demostró en Caná mucha concreción: es una Madre que toma en serio los problemas e interviene, que sabe detectar los momentos difíciles y solventarlos con discreción, eficacia y determinación. No es dueña ni protagonista, sino Madre y sierva. Pidamos la gracia de hacer nuestra su sencillez, su fantasía en servir al necesitado, la belleza de dar la vida por los demás, sin preferencias ni distinciones. Que ella, causa de nuestra alegría, que lleva la paz en medio de la abundancia del pecado y de los sobresaltos de la historia, nos alcance la sobreabundancia del Espíritu, para ser siervos buenos y fieles."