SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS

La Solemnidad de Todos los Santos se celebra el martes, 1 de noviembre. Es DÍA DE PRECEPTO, y por tanto el horario de Misas será el de los domingos. 

En este día la Iglesia celebra a manera de fiesta solemne a todos aquellos difuntos que, habiendo superado el purgatorio, se han santificado totalmente, han obtenido la visión beatífica y gozan de la vida eterna en la presencia de Dios. Por eso es el día de «todos los santos.

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El día 2, Conmemoración de los Fieles difuntos, no es día de Precepto.

La Conmemoración a los Fieles Difuntos, generalmente llamada Día de los Muertos o Día de los Difuntos o El día de las ánimas, es una celebración que se realiza el 2 de noviembre complementando al Día de Todos los Santos, cuyo objetivo es orar por aquellos fieles que han acabado su vida terrenal y, especialmente, por aquellos que se encuentran aún en estado de purificación en el Purgatorio.                                                                                                        

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Los días 1 y 2 de noviembre se puede ganar la indulgencia plenaria si se cumplen los siguientes requisitos:

  • Exclusión de todo afecto a cualquier pecado, incluso venial.
  • Confesión y comunión.
  • Oración por las intenciones del Papa (un Padrenuestro y un Credo).
  • Realizar una buena obra. En este caso, la Iglesia señala que ha de ser la visita a un cementerio para rezar por los difuntos

INVOCAR A LOS DIFUNTOS


Un sacerdote, que yo tengo por piadoso y culto, le dijo a mi amiga, que acababa de perder a su madre, que se encomendara a ella y pidiera a Dios cosas por la intercesión de su madre, que era muy buena. Esto me ha hecho  pensar. Ciertamente si esa madre está ya en el cielo, disfrutando de la visión de Dios, puede ser invocada como intercesora: es lo que la Iglesia hace en su liturgia al invocar a los santos. Pero ¿y si no ha llegado todavía al cielo? No veo en ningún lugar de la liturgia que la Iglesia invoque a las almas del Purgatorio.
En virtud de la comunión de los santos, todos los miembros de la Iglesia en las tres fases de: Iglesia peregrina o militante, Iglesia purificante o purgante e Iglesia triunfante o celestial, pueden prestarse ayuda, unos a otros, a través de su unión a Cristo por el bautismo y la gracia. Si es verdad que la Iglesia no invoca oficialmente en la liturgia a las almas del Purgatorio, la costumbre de encomendarse a ellas está muy extendida en el seno del Pueblo cristiano. Esta costumbre nunca ha sido prohibida y existen incluso oraciones indulgenciadas en las que privadamente se pide ayuda de las almas del Purgatorio. En Camino , en el número 571, se dice: “Las almas benditas del purgatorio. - Por caridad, por justicia y por un egoísmo disculpable- ¡pueden tanto delante de Dios!- tenlas muy en cuenta en tus sacrificios y en tu oración…”
 Las almas del purgatorio están más cerca de Dios que nosotros, los que estamos en la tierra, pues tienen ya la seguridad —que nosotros no poseemos — de que verán a Dios en un futuro más o menos cercano. Presentando sus penas a Dios, junto con las oraciones que reciben de sus devotos, nos obtienen   favores. Es la experiencia de muchas personas que ofrecen Misas e indulgencias en su sufragio a cambio, en cierto modo, de sus favores.

Don Ignacio Segarra Bañeres