Para que un matrimonio vaya bien, es fundamental la “COMUNICACIÓN”, con un dialogo constructivo.
Enriquece mucho a la pareja y es como el aceite que suaviza los roces de la vida diaria, o como un punto de silicona que les ayuda a estar más unidos. En cambio, la incomunicación es destructora de la convivencia familiar y cada silencio comunicativo es un pequeño hueco que los separa.
Ojalá estas reflexiones os ayuden a los matrimonios a hablar más y mejor. Podéis comentarlo y aplicarlo después de leerlo.
1.- La soberbia ¿me hace pensar que, en lo que digo, “yo siempre tengo la razón”?
2.- ¿Dejo hablar al otro? ¿Le escucho con atención e interés o le interrumpo como los tertulianos en Tv, que únicamente les importa exponer e imponer su idea, sin escuchar lo que dice el otro (porque no le interesa)?
3.- ¿Tenemos “Diálogo con Dios” (oración) para que nos enseñe a dialogar entre nosotros?
4.- ¿Menosprecio lo que dice el otro, con frases como: “¡Qué tonterías dices!”, “¡Ya estás con lo de siempre!”…?
5.- En un gracioso squetch de Gila, hablando con su mujer dice: “Que digo yo…sí,si,sí. Que digo… sí,sí,sí. Que… sí,sí,sí. Ah vale, adiós”.
6.- Qué buen lema es: “Escuchar, preguntar y volver a escuchar”!
7.– ¿Os ven vuestros hijos dialogar amigablemente? o ¿Están presentes en vuestros desencuentros y discusiones?
---Dialogaba un Matrimonio sobre lo que es la comunicación. Decía la esposa: “Tú eres la persona que más debe saber de mi y yo igual de ti. No para inspeccionarnos, sino para que, conociéndonos más y mejor, seamos más capaces de hacernos felices el uno al otro Y añadía el marido: “Es cierto. Para ello debemos hablar de todo lo que llevamos dentro: Preocupaciones, ilusiones, proyectos, emociones… Todo lo que debe formar parte de nuestra comunicación”.
Y la esposa completaba: “Tú eres para mi la persona con la que comparto todo; la persona en la que más confío, en la que más me apoyo. Eres mi confidente permanente y mi apoyo seguro”.
APLICACIÓN: “¿Lo vivimos nosotros así?"