SANTA MARIA MAGDALENA

Por expreso deseo del papa Francisco, en junio de 2016 se elevó la memoria de santa María Magdalena a la categoría de Fiesta en el Calendario Romano General, que celebramos el 22 de julio.

San Juan Pablo II ya dedicó una gran atención no sólo a la importancia de la mujer en la misión de Cristo y de la Iglesia, sino también, y con especial énfasis, al papel especial de María Magdalena como primera testigo que vio al Resucitado y primera mensajera que anunció a los apóstoles la resurrección del Señor. Santa María Magdalena es un ejemplo de evangelización verdadera y auténtica, es decir, una evangelista que anuncia el gozoso mensaje central de Pascua.

El Santo Padre Francisco quiso destacar así la importancia de esta mujer que mostró un gran amor por Cristo y fue muy querida por Cristo. Es seguro que María Magdalena formaba parte del grupo de los discípulos de Jesús, que lo siguió hasta el pie de la cruz y, que en el huerto donde se encontraba la tumba, fue la primera “testigo de la divina misericordia”, como afirma san Gregorio Magno. Precisamente porque fue testigo ocular de Cristo resucitado fue también, por otra parte, la primera en dar testimonio delante de los apóstoles. Es justo que la celebración litúrgica de esta mujer tenga el mismo grado de festividad que se da a la celebración de los apóstoles y que se resalte la misión especial de una mujer, que es ejemplo y modelo para todas las mujeres de la Iglesia.

“Dios sale a nuestro encuentro. Y eso cambió el paso de María Magdalena y de la otra María, es lo que les hace alejarse rápidamente y correr a dar la noticia. Eso es lo que les hace volver sus pasos y sobre sus miradas. Vuelven a la ciudad a encontrarse con los otros. Vayamos con ellas a todos esos lugares donde parece que el sepulcro ha tenido la última palabra, y donde parece que la muerte ha sido la única solución. Vayamos a anunciar, a compartir, a descubrir que es cierto: el Señor está vivo”

(Papa Francisco)