LA CRUZ DE CADA DÍA

El próximo 14 de septiembre la Iglesia celebra la Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz. El Papa Francisco nos recuerda que:

Alguna persona no cristiana podría preguntarnos: ¿por qué ‘exaltar’ la cruz? Podemos responder que nosotros no exaltamos una cruz cualquiera, o todas las cruces. Exaltamos la Cruz de Jesús, porque en ella se ha revelado al máximo el amor de Dios por la humanidad.

Cuando dirigimos la mirada a la Cruz donde Jesús ha sido clavado contemplamos la raíz de nuestra salvación. De aquella Cruz brota la misericordia del Padre que abraza al mundo entero. ¡La Cruz de Jesús es nuestra única y verdadera esperanza!

He aquí porqué la Iglesia ‘exalta’ la Santa Cruz, y he aquí porqué nosotros, los cristianos, bendecimos con el signo de la cruz. Mientras contemplamos y celebramos la Santa Cruz, pensemos con conmoción en tantos hermanos y hermanas nuestros que son perseguidos y asesinados a causa de su fidelidad a Cristo.

“El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz cada día y me siga”. No se trata de una cruz ornamental, o ideológica, sino es la cruz de la vida, es la cruz del propio deber, la cruz del sacrificarse por los demás con amor, por los padres, por los hijos, por la familia, por los amigos, también por los enemigos; la cruz de la disponibilidad a ser solidario con los pobres, a comprometerse por la justicia y la paz”.

En el asumir esta actitud, estas cruces, siempre se pierde algo. No debemos olvidar jamás que ‘el que pierda su vida – por Cristo – la salvará’. Es perder, para ganar. Y recordemos a todos nuestros hermanos que todavía hoy ponen en práctica estas palabras de Jesús, ofreciendo su tiempo, su trabajo, sus fatigas e incluso su propia vida para no negar su fe a Cristo.

Jesús, mediante su Santo Espíritu, nos dará la fuerza de ir adelante en el camino de la fe y del testimonio: hacer aquello en lo cual creemos; no decir una cosa y hacer otra. Y en este camino siempre está cerca de nosotros y nos precede la Virgen: dejémonos tomar de la mano por ella cuando atravesamos los momentos más oscuros y difíciles otra.