QUIEN NO VIVE PARA SERVIR, NO SIRVE PARA VIVIR

La misericordia no es una palabra abstracta, sino un estilo de vida.

Parafraseando las palabras del apóstol Santiago podemos decir: la misericordia sin obras está muerta por dentro.

La vida diaria nos permite palpar tantas exigencias con relación a las personas más pobres y vulnerables. Encontramos situaciones dramáticas de pobreza y parece que no nos afecta; todo continúa como si eso fuera normal.

Quien ha experimentado la misericordia del Padre no puede permanecer indiferente ante las necesidades de los hermanos. Las palabras de Jesús no admiten respuestas evasivas: tenía hambre y me has dado de comer; tenía sed y me has dado beber; estaba desnudo, enfermo, en la cárcel, era prófugo y me has asistido. No se puede dar largas a una persona que tiene hambre: es necesario darle de comer. Las obras de misericordia no son teoría, son testimonio concreto. "Quien no vive para servir no sirve para vivir”

(Papa Francisco)

Una persona que vivió para servir, y precisamente a “los más pobres de los pobres”, fue la Madre Teresa de Calcuta