LA DIRECCIÓN ESPIRITUAL

"Si quiere o pretende ser contemplativa ha menester para ir muy acertada dejar su voluntad con toda determinación en un confesor que sea tal. Porque esto es ya cosa muy sabida, que aprovechan mas de esta suerte en un año que sin esto en muchos" (Santa Teresa de Jesús)

“No se te ocurriría construir una buena casa para vivir en la tierra sin consultarle a un arquitecto. ¿Cómo quieres levantar sin un director el alcázar de tu santificación para vivir eternamente en el cielo?" (San Josemaría)

"En la propia vida no faltan las oscuridades e incluso debilidades. Es el momento de la dirección espiritual personal. Si se habla confiadamente, si se exponen con sencillez las propias luchas interiores, se sale siempre adelante, y no habrá obstáculo ni tentación que logre apartaros de Cristo" (San Juan Pablo II)

Con el acompañamiento espiritual se busca fundamentalmente un medio para identificarse con Cristo, una ayuda, un apoyo sobrenatural y humano en el camino personal de santidad, de acuerdo con la propia vocación divina.

Son indudables los grandes frutos que esa ayuda ha generado en muchas almas e todas las épocas, como se constata en las vidas de los santos de la Iglesia: Santa Teresa, san Francisco de Sales, san Alfonso María de Ligorio, San Juan Bosco... hasta los santos de nuestra época.

El acompañamiento espiritual debe ser siempre una llamada a enfrentarse personalmente con  con la propia conciencia; y también y ante todo, un estímulo para la práctica efectiva del bien, junto con una apertura de horizontes evangelizadores. Debe ser además, aliento en los momentos difíciles, luz en momentos de confusión aliento y consuelo en el dolor.