NO DIRÁS FALSO TESTIMONIO

¿Qué significa decir la verdad?

A veces nos justificamos diciendo: "¡Pero yo he dicho lo que sentía!" Sí, pero has absolutizado tu punto de vista. O: "¡He dicho solamente la verdad!".

Tal vez, pero has revelado algunos hechos personales o confidenciales. ¡Cuántos chismes destruyen la comunión por inoportunidad o falta de delicadeza! Más aun, los chismes matan, y esto lo ha dicho el apóstol Santiago en su Carta.

El chismoso, la chismosa son gente que mata: mata a los demás, porque la lengua mata como un cuchillo. ¡Tened cuidado! Un chismoso o una chismosa es un terrorista porque con su lengua tira una bomba y se va tranquilo, pero lo que esa bomba que ha tirado destruye la fama de los demás.

La verdad encuentra su plena realización en la misma persona de Jesús, en su forma de vivir y morir, fruto de su relación con el Padre. Esta existencia de hijos de Dios, Él, resucitado, nos la otorga también a nosotros enviando al Espíritu Santo, que es Espíritu de verdad, que da testimonio a nuestros corazones de que Dios es nuestro Padre.

Preguntémonos: ¿qué verdad atestiguan las obras de nosotros, los cristianos, nuestras palabras y nuestras decisiones? Cada uno puede preguntarse: ¿yo soy un testigo de la verdad o soy más o menos un mentiroso disfrazado de verdadero? Que se lo pregunte cada uno. Los cristianos somos hijos del Padre, que es bueno y no nos decepciona, y pone en sus corazones el amor por sus hermanos. Esta verdad no se dice tanto con los discursos, es una forma de existir, un modo de vivir, y se ve en cada acto. Este hombre es un hombre verdadero, esta mujer es una mujer verdadera: se nota.

Pero ¿por qué, si no abre la boca? Pero se comporta como verdadero, como verdadera. Dice la verdad, actúa con la verdad.

Una hermosa manera de vivir para nosotros. No dirás falso testimonio significa vivir como un hijo de Dios, que nunca, nunca se desmiente, nunca dice mentiras; vivir como hijos de Dios, dejando emerger en cada acto la gran verdad: que Dios es Padre y podemos fiarnos de Él.

Yo me fio de Dios: esta es la gran verdad. De nuestra confianza en Dios, que es Padre y me ama, nos ama, nace mi verdad y el ser veraz y no mentiroso.