EL REZO DEL SANTO ROSARIO Y LOS PAPAS

Este primer domingo de octubre nos ofrece la memoria de la Bienaventurada Virgen María del Rosario.

La imagen tradicional de la Virgen del Rosario representa a María que, con un brazo sostiene al Niño Jesús y, con el otro, presenta el Rosario a santo Domingo. Esta significativa iconografía muestra que el Rosario es un medio que nos ofrece la Virgen para contemplar a Jesús y, meditando su vida, amarlo y seguirlo cada vez con más fidelidad.

El Rosario contribuye de modo privilegiado a dilatar la comunión con Cristo, y enseña a vivir teniendo la mirada del corazón fija en él, para irradiar su amor misericordioso sobre todos y sobre todo.

El amado Juan Pablo II fue el gran apóstol del Rosario: lo recordamos arrodillado, con el rosario entre las manos, sumergido en la contemplación de Cristo, como él mismo invitó a hacer con la carta apostólica "Rosarium Virginis Mariae".

El Rosario es oración contemplativa y cristocéntrica, inseparable de la meditación de la Sagrada Escritura.

El Rosario es la oración del cristiano que avanza en la peregrinación de la fe, siguiendo a Jesús, precedido por María.

Queridos hermanos y hermanas, quisiera invitaros a rezar el Rosario durante este mes (y durante toda vuestra vida) en familia, en las comunidades y en las parroquias por las intenciones del Papa, por la misión de la Iglesia y por la paz en el mundo.

El rezo del Rosario es la consigna que la Virgen dejó también en diversas apariciones en Fátima y en Lourdes.

Pienso, de modo particular, en las apariciones de Fátima. A los tres pastorcillos Lucía,Jacinta y Francisco, se les presentó la Virgen María, como “la Virgen del Rosario”, les recomendó, con insistencia, rezar el Rosario todos los días, para obtener el fin de la guerra.

También nosotros queremos acoger la petición materna de la Virgen, comprometiéndonos a rezar el Rosario, todos los días, con fe, por la paz en las familias, en las naciones y en el mundo entero.