JORNADA POR LA VIDA

“La luz de la fe ilumina el atardecer de la vida”

El día 25, Solemnidad de la Encarnación, se celebra la Jornada por la vida.

Hay que defender la vida en todas sus fases, desde la concepción hasta la muerte natural.

Anticipándose a la posible campaña que se organizará en España a favor de la Eutanasia, la Conferencia Episcopal ha elegido este año el lema: “La luz de la fe ilumina el atardecer de la vida”.

Entre otras cosas, dicen los Obispos:  La fe en Cristo resucitado nos ayuda a descubrir en plenitud el sentido de la última etapa de la vida, que a veces puede resultar larga y dolorosa. En primer lugar, debemos tener en cuenta que la vida en este mundo es el camino a la eternidad, y que el anciano ya ha recorrido un largo trecho. Pudiera parecer que el anciano, al menos en apariencia, no tiene futuro, pero la luz de la fe nos muestra que la vejez es una nueva etapa del recorrido vital, con sus luces y sus sombras, y que la muerte es el paso al encuentro con Cristo y, con su gracia, a la vida definitiva y en plenitud. La vejez se puede considerar una etapa más del camino por el cual Cristo nos quiere llevar a la casa del Padre. 

Cuando la persona anciana se siente cansada, y piensa que ya no sirve para nada, y siente la tentación del abandono o de la desesperanza, debemos ayudarle a reencontrar el sentido de su vida. Esta vida es siempre valiosa y hermosa a los ojos de Dios. Y así lo es también a nuestros ojos, si realmente hemos conocido el amor. Hemos de ser muy conscientes de que el peor problema de los ancianos es la soledad. Por eso decía Cicerón que el peso de la edad es más leve para el que se siente respetado y amado por los jóvenes.

El momento de la muerte no es un paso hacia el vacío, hacia la oscuridad, sino que consiste en cruzar el umbral de la puerta que da entrada, con la gracia de Dios, a la vida definitiva, al encuentro con el Padre que nos ama, que nos creó, que nos ha acompañado en nuestro caminar y que ahora nos acoge en su morada eterna. Constituye, entonces, un nuevo nacimiento a la vida plena y definitiva. Dios es ante todo Dios de vivos, Señor de la Vida.

Jesús nos aseguró que había venido para que con Él y en Él tuviéramos vida, vida verdadera, vida plena y eterna.