CORPUS CHRISTI: "NO OS PIDO MÁS QUE LE MIREIS"

La Iglesia celebra hoy la Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo.   

 “Nuestro Salvador, en la última cena, la noche en que fue entregado, instituyó el sacrificio eucarístico de su cuerpo y su sangre para perpetuar por los siglos, hasta su vuelta, el sacrificio de la cruz y confiar así a su Esposa amada, la Iglesia, el memorial de su muerte y resurrección, sacramento de piedad, signo de unidad, vínculo de amor, banquete pascual en el que se recibe a Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da una prenda de la gloria futura”. (Catecismo de la Iglesia). 
 “La eucaristía, antídoto contra la indiferencia”

 La Eucaristía tiene el poder de trasformar el corazón de los creyentes, haciendo así posible el paso de la "globalización de la indiferencia" a la "globalización de la caridad".

  “No os pido más que le miréis”

Al acercarse esta fiesta, me dirijo a vosotros con una expresión muy bella de Santa Teresa de Jesús, que manifiesta la estima, la fe, la hondura, con que la Santa de Ávila contemplaba el misterio de la Eucaristía: “No os pido más que le miréis”. Creo que es un regalo para nosotros el que nos hace el Señor en esta fiesta, pues al contemplarle, al mirarle, cambian nuestros planteamientos y sobre todo cambia el corazón, si dejamos que “entre su mirada en nosotros”. Este mirar y dejarnos mirar es urgente. Necesitamos encontrarnos entre nosotros y con Jesucristo, y descubrir lo que Él nos ha revelado: que somos hijos de Dios, que somos hermanos y que lo nuestro en este mundo es hacer la “cultura del encuentro”, que solamente entiende inclusión y no de exclusión.      

Él nada nos quita y sin embargo nos da todo. Mirándole a Él, contemplando el misterio de la Eucaristía, vemos a quien vivió y murió por amor a los hombres.

Queridos fieles laicos: “No os pido más que le miréis”. Encontraréis que Él os planteará muchos retos para estar presentes en medio del mundo como discípulos creíbles de Jesucristo, en la familia, en la cultura, en la economía, en la política, en todos los lugares donde se juega que el ser humano sea centro, y todo esté al servicio de quien es “imagen y semejanza de Dios”.                               

(De la carta del Arzobispo de Madrid, para el día del Corpus Cristi)