EXAMEN DE CONCIENCIA CONYUGAL SIGUIENDO I CORINTIOS 13

La 2a lectura de este domingo recoge el “Himno de la Caridad” en el que San Pablo describe las características del verdadero amor.

En la exhortación apostólica “Amoris laetitia”, en el capítulo 4, el Papa Francisco comenta las 14 características de I Cor. 13,4-7.

Tomando como base ese precioso Himno, en Proyecto Amor Conyugal hicieron un Examen de conciencia conyugal muy útil para el trato entre los esposos, pero también es muy válido para todos en nuestra relación con los demás.

“El amor es paciente, no se irrita”

¿Tengo paciencia cuando las cosas no salen como yo quiero?¿Soy comprensivo con los defectos de mi cónyuge o enseguida salto, me enfado y me dejo llevar por la ira, recriminándole sus miserias?

Cuando mi cónyuge actúa mal, ¿le miro con los ojos con los que Cristo me mira a mí, con amor, con misericordia, tratando de rezar más por él y disculpando su fragilidad?

¿Espero a estar sereno para corregir con cariño a mi cónyuge, ofreciéndole mi ayuda en aquello que más le cuesta?

-“El amor es servicial, no busca lo suyo”

¿Tengo detalles de cariño con mi cónyuge adelantándome a ayudarle en lo que necesita de mí?

¿Le sorprendo concosas que sé que le gustan? ¿Me enfado cuando no me da la ayuda o el cariño

que yo creo que me merezco, exigiéndoselo hasta enfadarnos? ¿Recuerdo las cosas en las que mi

cónyuge no me complace y, por venganza, yo tampoco le complazco? ¿Sé perdonar y disculpar

cuando mi cónyuge no sabe hacerme feliz? ¿Busco más mi complacencia que la suya? ¿Soy capaz

de renunciar por amor a cosas que a mí me gustan o me apetecen?

“El amor no es envidioso”

¿Siento envidia de las capacidades, virtudes o dones que tiene mi cónyuge? ¿Doy gracias a Dios

por haber elegido un esposo/a tan bueno para mí, porque con sus cualidades me ayuda a ser mejor

en aquello en los que yo soy más débil? ¿Me dejo ayudar por mi cónyuge o reacciono con soberbia pensando que no necesito su ayuda porque yo soy tan bueno o más que él o ella?

“El amor no se jacta, no se engríe, no hacer alardes ni se agranda”

¿Me gusta sentirme importante en mi familia pensando que mi opinión es la más acertada y que todos tienen que hacer lo que yo quiero? ¿Exijo demasiada atención de mi cónyuge o soy yo quien le hace sentirse importante, valorado y escuchado? ¿Me siento superior a mi cónyuge? ¿Humillo a mi cónyuge, recriminándole lo mal que hace determinadas cosas?

“El amor es cortés, todo lo excusa”

¿Soy delicado y cariñoso con mi cónyuge, especialmente cuando ha hecho algo que me ha molestado? ¿Hablo con respeto a mi cónyuge o uso malas formas, gestos o acciones? ¿Cuándo he metido la pata, pido perdón enseguida para que no se haga más grande el enfado o me dejo llevar por el orgullo y dejo de hablarle o hago como si no hubiera pasado nada? ¿Soy consciente de que nuestros hijos tienen un referente en sus padres y que lo que ellos ven en nosotros queda grabado a fuego en su conciencia?

“El amor es paciente, no se irrita”

¿Tengo paciencia cuando las cosas no salen como yo quiero?

“El amor es cortés, todo lo excusa” ¿Soy delicado y cariñoso con mi cónyuge, especialmente cuando ha hecho algo que me ha molestado? ¿Hablo con respeto a mi cónyuge o uso malas formas, gestos o acciones? ¿Cuándo he metido la pata, pido perdón enseguida para que no se haga más grande el enfado o me dejo llevar por el orgullo y dejo de hablarle o hago como si no hubiera pasado nada? ¿Soy consciente de que nuestros hijos tienen un referente en sus padres y que lo que ellos ven en nosotros queda grabado a fuego en su conciencia?

“El amor todo lo cree”:

¿Creo firmemente que mi cónyuge es mi pilar, mi roca, o me apoyo en cosas terrenales o en otras personas? ¿Creo que nuestro matrimonio está hecho a prueba de todo, porque lo ha bendecido Dios y Él nos sujeta en todo momento o pienso en tirar la toalla en cuanto la cosa se complica? ¿Acudo a Cristo, especialmente a través de los sacramentos, para que nos dé la fuerza necesaria para construir un matrimonio santo?

“El amor no lleva cuentas del mal, disculpa todo”:

¿Intento ponerme en su situación y ver las cosas desde su perspectiva, para comprender qué le mueve a actuar de esa manera? ¿Perdono de corazón a mi cónyuge cuando se equivoca y me hiere o voy guardando todo en el saco de los reproches y se lo echo en cara cuando nos enfadamos? ¿Intento disculpar las faltas de mi cónyuge y trato de ser su ayuda adecuada? Dios nos perdona todo; y yo, ¿le perdono todo a mi cónyuge?

“El amor se complace en la verdad, no se alegra en la injusticia”:

¿Soy yo mismo delante de mi cónyuge o intento crear una imagen, no reconociendo cuando hago mal las cosas, por orgullo? ¿Juzgo duramente los fallos de mi cónyuge o siento pena y tristeza como si fueran propios? En las situaciones difíciles, ¿soy el apoyo incondicional de mi cónyuge o pienso que se lo ha buscado y ahora que lo solucione por su cuenta?

“El amor todo lo espera, todo lo soporta”:

¿Soy misericordioso con los fallos de mi cónyuge? ¿Salto al mínimo fallo, o incluso soy yo a veces quien provoca su enfado? ¿Intento que se haga siempre lo que yo quiero o sé ceder mis gustos por mi cónyuge? ¿Quiero tener siempre la razón, aunque eso suponga una discusión?

“El amor no se acaba nunca”:

¿Intento morir a mi orgullo por mi cónyuge, pidiendo perdón enseguida cuando nos enfadamos (a Dios y a mi cónyuge)? ¿Me cuesta perdonar? ¿Soy cariñoso con mi cónyuge o le hablo sin cari-

dad? ¿Amo a mi cónyuge sin condiciones y para siempre, como Dios me ama a mí? ¿Veo a mi cónyuge como el camino que Dios me ha dado para llegar a él? ¿Hablo siempre bien de mi cónyuge, defendiéndole en las conversaciones, si es necesario? ¿Doy gracias a Dios por el cónyuge que ha elegido para mí? ¿Soy consciente de que Dios quiere que los dos, como una sola carne, entremos en el Cielo de la mano?