El jueves 2 de febrero celebrábamos la Fiesta de la Presentación del Señor.
A los cuarenta días de su nacimiento, siguiendo lo prescrito por la ley, Jesús fue presentado en el Templo de Jerusalén, al mismo tiempo que su Madre realizaba la ceremonia de su purificación.
Hoy hacemos la presentación a la Virgen de los niños bautizados este año, diciendo:
Virgen María, Madre de Dios y Madre Nuestra, te presentamos a estos niños que Dios nos ha dado; los ha confiado a nuestro cuidado y protección, como os confió a José y a ti al Niño Jesús.
Nuestros hijos, por el Sacramento del Bautismo, se han hecho hijos de Dios, hermanos de Cristo, miembros vivos de su Iglesia y templos del Espíritu Santo. Te los consagramos con todo nuestro corazón, y los entregamos confiadamente a tu ternura y vigilancia maternal. Que, por tu poderosa intercesión, Dios los proteja en su alma y en su cuerpo, y los preserve de todos los males.
Ayúdanos a nosotros, sus padres, a cumplir fielmente nuestras obligaciones con ellos, así como el compromiso que hemos contraído delante de Dios.
Que con nuestra palabra y especialmente con nuestro ejemplo les enseñemos a creer y practicar las verdades de la fe, el amor al prójimo y el cumplimiento de la ley de Dios.
Virgen María, en ti confiamos.
Ayúdanos. Amén.