Sí, es cierto que el Espíritu Santo nos quiere hablar, pero a veces nos cuesta escucharle porque hay muchas otras voces que nos llegan de todos lados pidiendo atención.
Saber escuchar las inspiraciones del Espíritu Santo, es un aprendizaje progresivo: Para ello se requieren los siguientes elementos:
1.- Estar decididos a hacer la voluntad de Dios: Dios habla a aquellos que desean obedecerle.
2.- Llevar una vida de oración continuada: Así surgirá una actitud de escucha, de confianza, de disponibilidad interior a la acción de Dios.
3.- Meditar diariamente la Palabra de Dios: Así se despierta en nosotros una sensibilidad espiritual y nos acostumbra a reconocer la voz de Dios.
4.- Evitar actitudes que pueden cerrarnos a la acción del Espíritu: Actitudes como la agitación, las inquietudes, los miedos, los apegos excesivos a nuestra propia manera de hacer o de pensar.
5.- Aceptar con confianza los acontecimientos de nuestra vida: Aceptarlos aunque nos contraríen o no correspondan a lo que nosotros esperábamos.
6.- Acoger los consejos de las personas que nos rodean: Quien sabe escuchar a su hermano sabrá escuchar a Dios.
7.- Purificar el corazón en el sacramento de la penitencia: Con el corazón purificado se percibe su voz con más claridad.
8.- Estar atentos a lo que pasa en nuestro corazón: El Espíritu Santo no se deja escuchar en el ruido ni en la agitación exterior
9.– Invocar mucho al Espíritu Santo para que venga a nosotros y nos abra el oído
10.- Vivir en un clima de gratitud: Si agradecemos a Dios sus beneficios, nos disponemos a que nos dé más.