LA MISERICORDIA DE DIOS NO ACABA

El Santo Padre pone hoy fin al Año de la Misericordia con clausura de la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro.

Un año de GRACIA en el que el Papa nos ha recordado: “Nos conmueve la actitud de Jesús: no escuchamos palabras de desprecio, no escuchamos palabras de condena, sino solo palabras de amor, de misericordia, que invitan a la conversión.

¡Cómo es difícil muchas veces perdonar! Y, sin embargo, el perdón es el instrumento puesto en nuestras frágiles manos para alcanzar la serenidad del corazón.

caer el rencor, la rabia, la violencia y la venganza son condiciones necesarias para vivir felices.

- El sufrimiento del otro constituye un llamado a la conversión, porque la necesidad del hermano me recuerda la fragilidad de mi vida, mi dependencia de Dios y de los hermanos.

- El mensaje de la Divina Misericordia constituye un programa de vida muy concreto y exigente, pues implica las obras.

- Tener un corazón misericordioso no significa tener un corazón débil. Quien desea ser misericordioso necesita un corazón fuerte, firme, cerrado al tentador, pero abierto a Dios.”