FIESTA DE LA DIVINA MISERICORDIA

El II Domingo de Pascua, se celebra la fiesta de la Divina Misericordia.

Así lo propuso Juan Pablo II en el Año Jubilar 2000, con el fin de recordar con especial devoción los dones de la gracia de la Misericordia divina. Al instituir oficialmente para la Iglesia Universal esta fiesta, el Papa cumple así los deseos del Señor expresados a Santa Faustina Kowalska, joven mística polaca canonizada en abril de 2000:

“¡Yo soy el amor y la misericordia! ¡Habla a todo el mundo de mi misericordia! Quien se acerque a ti que no se aleje sin la confianza de mi misericordia, que yo tanto anhelo ver en las almas. Pinta un cuadro según el modelo que ves y escribe debajo: “Jesús, en Ti confío”. Yo protegeré las casas y las ciudades donde se encuentre y se venere esta imagen”. Una de las formas de devoción a la Divina Misericordia es el rezo, a las tres de la tarde (el momento de la gran misericordia hacia el mundo) de la llamada “Coronilla de la Divina Misericordia”.

Pero también implica un corazón arrepentido y humilde, un retorno a los Sacramentos de la Reconciliación y de la Eucaristía, un propósito firme de seguir a Jesús, Camino, Verdad y Vida, cumpliendo los mandamientos de la Ley de Dios y el Santo Evangelio. ¿Y cómo irradiamos la Misericordia de Dios a nuestro prójimo? Por medio de nuestras acciones, palabras y oraciones.

En estas tres formas está contenida la plenitud de la misericordia.

(Diario 742).